miércoles, 13 de marzo de 2013

Absolutismo

El Absolutismo
Los siglos XVI y XVII representaron un período difícil para Europa, ya que la Reforma produjo una secuela de conflictos y rivalidades fuera de la religión. En particular, la doctrina reformista del individualismo, la autosuficiencia de los creyentes en materia religiosa y la idea calvinista de la asociación voluntaria, diseminaron discrepancias políticas a todo lo largo del continente. Los filósofos y políticos trataron de afrontar esta situación defendiendo la ley natural del derecho divino de la realeza para gobernar; de acuerdo con la cual existían leyes naturales inmutables, establecidas para el gobierno de los estados y las relaciones entre los gobernados, los gobernantes y con otros estados. Esta teoría, de origen medieval, establecía que la realeza gobernaba debido a un derecho divino, mediante el cual el mismo Dios decidía quién gobernaba y quién era gobernado. El resultado conducía a considerar a la autocracia, el gobierno de una sola persona, como la mejor forma de gobierno. Se consideraba que esta persona no podía ser desobedecida ni cuestionada, su forma de gobierno era absoluta y no podía ser compartido con nadie; ya que gobernaba por determinación divina, con la autoridad de Dios, por lo que debía ser obedecido en todos los actos de gobierno. Ningún grupo, ya fueran los propios nobles, el parlamento, o el pueblo en las calles, tenían el derecho de participar en las decisiones; la oposición a los monarcas era considerado como una rebelión a los propósitos de Dios.

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